Una fuente inagotable de ideas, historias y sucesos bizarros proviene de manera innegable de la prensa escrita, en particular si se trata de los tabloides amarillistas que pululan en estas tierras caribeñas.
Algunos casos de robos, secuestros y crímenes pasionales pueden resultar un tanto repetitivos en especial en estos momentos en los que la tasa de criminalidad se eleva de manera exorbitante, sin embargo algunos sucesos toman un cariz completamente distinguibles, en especial para el ojo adiestrado, o quizá demasiado acostumbrado a leer las páginas de sucesos de varios diarios.
En particular cuando ese hecho se relaciona de forma inconfundible con casos que han tomado relevancia en otras latitudes muy alejadas y con creencias bastante diferentes.
El lunes de esta semana me encuentro con una noticia perturbadora e igualmente peculiar: el cadáver de un hombre quien fuese asesinado hacía exactamente un mes atrás fue extraído de su sepultura y quemado en pleno Cementerio Municipal de Barquisimeto.
Nadie alcanzó a conocer la razón de estos hechos. Unos familiares atónitos con el hallazgo lloraban la profanación de sus restos y se negaban a declarar a la prensa
Dos detalles importantes que vale la pena rescatar de los diarios: el hombre fue asesinado por un adolescente y de forma inmediata la madre del joven apareció muerta.
Una semana antes, en la web El Archivo del Crimen se señalaba en una nota que en ciertas regiones de Rumanía aún existe una creencia según la cual los muertos regresan de sus tumbas para atormentar a los vivos. Por esta razón aún se practica, a espaldas de la ley, la costumbre de perforar el corazón del difunto, clavar los talones al ataúd o quemar el cadáver y beber sus cenizas antes de que transcurran 40 días de su sepultura.
No es el primer caso de este tipo, puesto que en Abril 2010 otro cadáver fue desenterrado del mismo camposanto y calcinado.
Quizá en Barquisimeto se esté propagando una nueva cultura funeraria, o quizá sólo se trate de una venganza post-mortem. De cualquier modo en la Ciudad de Los Crepúsculos ni los muertos pueden descansar en paz.
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