Las pompas fúnebres victorianas de la clase pudiente solían ser las elaboradas y rimbombantes, pero las puertorriqueñas del tercer milenio resultan perturbadoramente originales.
Hace un par de años, el caso más bizarro fue el de Ángel Pantoja Medina, un puertorriqueño de 24 años asesinado a balazos, cuyo último deseo era ser velado de pié, y su familia ni corta ni peresoza lo vistió con una gorra, lentes oscuros y su ropa habitual, colocándole en una esquina de la sala de la vivienda de su madre.
Este fin de semana, David Morales Colón superó a su compatriota, al ser velado sobre su motocicleta, en una pose de carrera que el mismo Rossi envidiaría.
Mi duda es cómo lograron meterlo en el ataúd al momento del entierro, por aquello del rigor mortis. Esta empresa funeraria "Marin Funeral Home" , la misma de "El Muerto Parao" se lleva todos los honores.
En fín, esperemos a ver con que nos saldrán luego.
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